El mascotismo es la posesión y el uso de animales de determinadas especies, a los que se les denomina mascotas, con fines de ocio, compañía, o asistencia personal. Muchas personas tienen animales en casa para satisfacer sus propias necesidades de no sentirse solas, de estar a la moda, de sentirse especiales, osadas o valientes sin tener en cuenta los intereses de los animales. Sin embargo, hay personas que también consideran mascotas a los perros y gatos porque no los ven como miembros de su familia.
Los animales que se usan como mascotas pueden ser especies creadas por el ser humano y diseñadas para que nos cautiven con sus ojos tiernos, su pelo suave, como las cobayas o, sus simpáticas naricitas como los cerdos vietnamitas. Y también animales salvajes de otros lugares del mundo como los periquitos y los mapaches, o de nuestro territorio, como los jilgueros.
Los animales salvajes que se usan como mascotas provienen de especies que viven en libertad y no necesitan la intervención humana para subsistir. Saben muy bien cuáles son sus alimentos y cómo obtenerlos. También saben cómo hacerse su casa, donde encontrar agua, con qué otros animales pueden tener amistad y con cuáles es mejor no cruzarse. Hay especies que viven en el agua, otras en la tierra y otros en el cielo. En resumen, los animales salvajes saben cuidar de ellos mismos mientras los seres humanos los dejen en paz, no los cojan y se los lleven.
Algunos animales salvajes pueden ser criados en cautividad, pero nunca se adaptarán completamente a la vida domesticada. Pueden tener comportamientos extraños e, incluso, hacer mucho daño a los otros animales y a los seres humanos, sobretodo, si se sienten amenazados.
¿Cuántas especies de animales salvajes que venden para tenerlas en casa conoces? Los cuatro grupos de animales salvajes con los que más se comercia para convivencia son los pequeños mamíferos, los reptiles, las aves y los peces.
El comercio de animales salvajes, también llamado tráfico de animales salvajes, comprende tanto el comercio legal como el comercio ilegal de individuos. Los animales se venden para ser usados como mascotas, o como payasos y actores, para entretenernos en los circos, los zoos, en atracciones turísticas y para ser consumidos. También se usan partes de sus cuerpos, como la piel, los huesos, los colmillos... para fines medicinales, de vestimenta, cosmética o decoración.
El tráfico de animales es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, produce un enorme impacto en las poblaciones de especies animales, muchas de las cuales se encuentran actualmente en peligro de extinción.
Todos los animales considerados como mascotas han sido separados violentamente de sus familias, ya sea en la naturaleza o criados expresamente en jaulas. Igual que hay fábricas de cachorros de perros, también hay enormes fábricas de aves, reptiles, pequeños mamíferos y peces donde los y las criadoras acumulan grandes cantidades de animales que se mantienen en jaulas que no tienen nada que ver con su hábitat natural y que a menudo son demasiado pequeñas y están sucias.
Una de las características comunes en todos los animales salvajes con los que se comercia es que viven con miedo, angustia y estrés. Durante la captura es fácil que se maten a otros miembros de la comunidad que defienden a sus crías, o que caigan en las trampas animales de otras especies que no se usan para comerciar. Durante el transporte suelen morir la mitad de los animales capturados debido a las malas condiciones y al estrés.
Una vez en los hogares es muy difícil reproducir las condiciones ambientales óptimas de cada especie, privando a los animales de la posiblidad de desarrollar sus comportamientos naturales. Muchos de ellos acaban enfermando porque las personas no saben atender sus necesidades básicas, a pesar de que las familias humanas se esfuercen en cuidarlos.
También pasa muchas veces que las familias ni se plantean que estos animales necesitan atención veterinaria igual que los perros y los gatos, que tienen que ser profesionales especializados en la especie en cuestión, y que cuesta dinero. Otras veces las familias que tienen un pez, un periquito o un hámster, no los llevan a la revisión veterinaria, bien porque no se dan cuenta que tiene un síntoma de enfermedad o bien porque no quieren gastarse dinero en lo que consideran solo una mascota.
Frecuentemente, los animales salvajes que consiguen adaptarse y sobrevivir y los que han sido criados como mascotas acaban resultando una molestia a las familias porque han crecido más de lo que pensaban, o necesitan más atenciones de las que les pueden dar, o quizás hacen mucho ruido y el vecindario se queja o viven más de lo que se esperaba. Pero, sobre todo, dejan de gustar a las personas porque los animales salvajes no interaccionan con ellas como si fueran gatos o perros. Cuando pasa esto muchas familias optan por abandonarlos en la naturaleza donde la mayoría morirán de hambre, y los que consigan adaptarse al nuevo medio desplazarán a los animales autóctonos generando un grave problema ecológico que hará que los gobernantes los quieran capturar para eliminarlos.
El medio ambiente también se resiente de la compraventa de animales salvajes porque provoca importantes problemas ecológicos. Esta actividad es la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo. La captura de los animales comporta la muerte de muchos individuos, por ejemplo, por cada agaporni capturado que llega vivo a las tiendas de Barcelona, 9 han muerto por el camino. Este hecho puede conducir a una especie a la extinción. Muchas veces, para conseguir capturar animales todavía bebés, los traficantes matan a familias enteras porque los miembros de la familia defienden con uñas y dientes a sus crías para que no se las lleven. Al faltar animales se pierde el equilibrio que había en los ecosistemas y estos pueden desaparecer.
¿Sabrías decir algunos mamíferos que obligamos a vivir con las familias humanas? Los más habituales son los cerdos vietnamitas, petauros, hámsteres, cobayas, chinchillas, conejos, pero también hay otras especies de mamíferos salvajes, como los jerbos o los mapaches. Se venden mucho porque son animales pequeños que provocan mucha ternura. Sin embargo, cada uno de ellos tiene unas necesidades concretas de espacio, de alimentación, de temperatura, de clima, de relaciones y de libertad que no se pueden satisfacer dentro de una familia humana.
Son animales que viven en comunidad. Son muy inteligentes, tienen una personalidad fuerte y una capacidad extraordinaria de expresar emociones. Establecen vínculos afectivos muy fuertes con los miembros de su grupo y cuidan mucho los unos de los otros. Se comunican oralmente con diferentes vocalizaciones. Pasan muchas horas hozando la tierra en busca de raíces, tubérculos y otros alimentos. Les gusta mucho bañarse en el agua y en el barro para proteger su piel de parásitos y del calor. Pueden llegar a pesar más de 90 Kg y tienen mucha fuerza.
Son animales nocturnos a los que les gusta estar solos. En su medio natural, se pasan el día durmiendo y al llegar la noche se despiertan para hacer sus actividades como buscar comida, limpiarse, cuidar sus dientes o arreglar su madriguera.
Les gustan mucho la fruta, la verdura y las semillas. Necesitan mordisquear palos para mantener sus dientes en plena forma, puesto que les crecen constantemente y tienen que desgastarlos para no hacerse daño. Pueden vivir entre dos y cuatro años.
Son animales muy sociables que viven en familias de hasta 20 miembros. Su hábitat es el desierto y viven en madrigueras que construyen excavando túneles en la arena para protegerse de las temperaturas extremas. En las madrigueras duermen todos juntos en el mismo nido. Tienen periodos de actividad y de sueño durante el día y por la noche. Son muy limpios y se acicalan ellos mismos y a los otros miembros de la familia.
No les gusta vivir solos y cuando se los mantiene en cautividad y se los obliga a estar solos se deprimen. Son animales muy fértiles. Una pareja en cautividad puede tener muchas hijas e hijos, de forma que enseguida son demasiados jerbos en el grupo. Como están en jaulas dentro de pisos no pueden buscarse otros lugares para establecer sus propias familias generando un grave problema de superpoblación porque no paran de reproducirse.
Los reptiles están en el planeta Tierra desde la época de los dinosaurios. Son animales de sangre fría y necesitan tomar el sol para calentarse y así poder moverse rápidamente y de forma ágil.
Tortugas, iguanas, serpientes, camaleones, lagartos o cocodrilos son las especies más comunes con las que se comercia. El motivo principal de la compraventa de reptiles es la necesidad humana de sentirse diferente y que los vean como personas muy valientes y especiales porque poseen animales considerados peligrosos por la mayoría de la sociedad.
Los reptiles de las tiendas de animales son criados en granjas o son capturados en la naturaleza. Sin embargo, todos viven sin poder disfrutar plenamente de su vida ni comportarse tal como son en realidad. En cautividad necesitan que se controle muy bien la temperatura, la luz, la humedad y otros muchos factores para no tener problemas de salud y morir.
Hay tortugas que viven en el agua y otras que viven en tierra. Todas viven en climas cálidos o templados y cuando empieza la estación fría excavan agujeros en el suelo para invernar. Las tortugas terrestres habitan en terrenos arenosos que están muy drenados. La mayor parte del día, sobre todo en las horas de más calor, se protegen en madrigueras, cavidades o a la sombra de arbustos donde la temperatura y la humedad son más suaves. Comen hojas y diferentes hierbas, un poco de fruta y, alguna vez, proteína animal en forma de carroña, excrementos de mamíferos y algún invertebrado. Beben siempre que encuentran agua y les gusta bañarse en charcos y permanecer bajo la lluvia cuando llueve y hace calor.
A las tortugas de agua dulce les gustan los lagos, los estanques, las zonas pantanosas y los riachuelos tranquilos para vivir. Les encantan los troncos, las rocas y cualquier cosa que flote donde puedan subirse a tomar el sol que necesitan para fortalecer el caparazón. Pasan muchas horas dentro del agua y ratos al sol, hasta que se han calentado y vuelven a meterse en el agua. Los inviernos muy fríos los soportan enterrándose en el lodo y también a los pies de las plantas acuáticas.
Las tortugas manifiestan sus emociones mediante determinados comportamientos. Cuando tienen miedo o quieren que las dejen tranquilas se esconden dentro de su caparazón. Cuando se sienten seguras y a gusto permanecen quietas con las patas extendidas. También toman así el sol para sentirlo en todo el cuerpo. Cuando sienten curiosidad y quieren entender qué pasa a su alrededor, estiran el cuello para ver y escuchar mejor.
Las iguanas viven en los árboles cerca del agua. Son muy buenas escaladoras y corredoras veloces. Se tiran desde lugares muy altos y mientras van cayendo se agarran a las hojas de los árboles con las uñas y así controlan la velocidad de la caída para no hacerse daño. Cuando tienen miedo y se sienten en peligro, las iguanas huyen saltando al agua y se alejan nadando.
Se comunican hinchando la papada y con diferentes balanceos de cabeza según si se saludan, si están enfadadas, si quieren gustar a otra iguana, etc. Según cómo sean los movimientos de la cabeza, la frecuencia y la cantidad, significan cosas diferentes.
Las iguanas, como cualquier reptil, necesitan recibir la luz del sol para mantenerse sanas, puesto que los rayos del sol les proporcionan calor y luz ultravioleta.
Las causas de mantener tantas especies de aves en cautividad son los preciosos colores de sus plumajes y sus cantos dulces y armoniosos. Los seres humanos no se conforman con escucharlos en la naturaleza y los quieren tener en casa, privando de libertad y de una vida plena a millones de individuos.
Los loros, cotorras, carolinas, periquitos, guacamayos... son animales muy sociables que viven en comunidad en zonas tropicales. Son voladores excelentes y hábiles escaladores por las ramas de los árboles. Les gusta mucho charlar y responden a casi cualquier ruido. También son muy curiosos y les encanta conocer todo lo que les rodea a través de sus picos.
Algunos pájaros tienen la capacidad de imitar el lenguaje humano repitiendo palabras y frases y parece que estén imitando conversaciones humanas. Este es uno de los motivos por los cuales a los seres humanos les gusta tenerlos encerrados en casa ya que lo encuentran muy gracioso y simpàtico.
A algunos humanos y humanas les da pena que estén siempre dentro de una jaula y los dejan pasear por la casa. Pero para que no se escapen les recortan las plumas de las alas y así no pueden volar. Las personas no piensan que haciendo esto los desposeen de su máxima esencia.
Los pájaros cantores como los canarios, los jilgueros, los pardillos o los verderones son animales gregarios que viven en grupo. Se pasan el día volando en busca de semillas para comer. Se comunican constantemente con los y las compañeras de la bandada intermediando cantos armoniosos porque les gusta estar en compañía. Los cánticos se hacen más bonitos y complejos en la época de apareamiento.
Sus cantos alegres son el motivo por el que son condenados a cautividad. Algunos son capturados en la naturaleza para hacerlos prisioneros y obligarlos a que animen los hogares humanos, y otros son criados en granjas para venderlos.
Los peces son animales acuáticos, en general, muy sociables que viven en cardúmenes o bancos. Tienen algunos de los sistemas sociales más complejos que se conocen. Conversan unos con otros a través de una gama de sonidos de baja frecuencia que los seres humanos no pueden oír. Algunas especies de peces son cooperativas y se ayudan entre sus miembros.
Las carpas doradas, más conocidos como “peces de colores”, son peces de agua dulce que viven en estanques templados o de agua fría. En libertad pueden llegar a medir 25 cm, pero en cautividad difícilmente crecen tanto. Son peces de hábitos tranquilos, sociables y viven muchos años. Las carpas doradas son bastante amistosas en las relaciones entre iguales. Pero a veces, cuando quieren el mismo alimento pueden enfadarse entre ellas.
Tienen habilidades asociativas muy fuertes, así como habilidades sociales. Por ejemplo, ante una carpa recién llegada, pueden sentir cierto recelo, pero enseguida hacen amistad y la aceptan como un miembro más del grupo y nadan juntas. Su sentido de la vista es tan bueno que les permite distinguir individuos de su propia especie y otras especies, incluso pueden distinguir entre personas humanas diferentes. También tienen muy desarrollado el sentido del oído que les permite reconocer individuos por la voz o por la vibración del sonido emitido.