SINOPSIS:
El día que Saida llegó, a mí me pareció que se le habían perdido todas las palabras. Así que intenté buscarlas por los rincones, esquinas, agujeros, cajones, descosidos ... para ver si entre ellas y yo le borrábamos las lágrimas que hacían entre las pestañas largas y el silencio espeso. El día que Saida llegó, el padre me explicó que, seguramente, mi amiga no había perdido todas sus palabras, sino que quizá no las había querido sacar porque eran diferentes a las de aquí. - En Marruecos - dijo - ti tampoco te servirían tus. Así supe que el país de Saida se hablaba un idioma diferente al nuestro: el árabe.