Las vacas y los toros, estos gigantes amables, son animales muy inteligentes, amistosos y sensibles que pueden recordar cosas durante mucho de tiempo.
Las vacas tienen amigas y se quieren mucho entre ellas. Dentro de su grupo, cada una sabe cuál es su lugar y no rompen las normas. Pero cuando alguna vaca hace algo mal, se acuerdan y ya no son tan amigas.
Entienden las relaciones causa-efecto. Por ejemplo, pueden aprender como empujar una palanca para hacer funcionar una fuente para beber cuando tienen sed o abrir un pestillo para salir del lugar donde están cerradas. Y cuando encuentran la solución a un desafío se emocionan igual que tú.
Las vacas también son madres muy cariñosas y protectoras de sus crías, incluso hacen turnos de niñera entre las amigas para cuidar de los y las hijas. Y si se les despista una becerra pueden incluso saltar las vallas para ir a encontrarla. Unas madres excelentes, ¿verdad?
Pueden vivir entre 20 y 25 años, pero la realidad es que en las granjas las matan hacia los 6 o 7 años, cuando ya no tienen suficientes fuerzas para tener más hijas e hijos y dejan de ser productivas.
Las vacas son vistas como fábricas de leche, para beber, hacer quesos y yogures y como filetes y hamburguesas.
Para tener buenas hamburguesas, los ganaderos cogen a las terneras a los pocos días de nacer, y las meten en unos cubículos con poco espacio para que sus músculos sean muy blandos y blancos, hasta que tienen unos cuatro o cinco meses y las llevan al matadero.
La leche que hacen las vacas para sus bebés es la leche que tomamos los seres humanos. Las vacas tienen su primera cría cuando tienen 2 años. Cada vez que nace una becerra o un novillo, es separada de su madre, casi siempre antes de las 48 horas. Sufren de forma similar que si a una madre humana le quitaran su bebé que acaba de nacer. Los novillos, como no darán leche, los envían al matadero para hacer hamburguesas. Las madres, después de sufrir tantas veces el robo de los sus hijas e hijos al nacer, están tan agotadas, tristes y demacradas, que empiezan a ser poco rentables por los ganaderos (no dan suficiente leche o no se quedan preñadas rápido) así que hacia los cuatro años de edad ya son sacrificadas.
La explotación de vacas para hacer carne y leche es una de las causas del cambio climático por las emisiones de gases de efecto invernadero que comporta. El metano, que se produce durante la digestión que hacen las vacas, es un gas más peligroso que el CO2, contribuye mucho más que los coches al calentamiento global del planeta. La producción de piensos para los animales explotados en las granjas también provoca emisiones de CO2 a la atmósfera que favorecen el calentamiento.
Para alimentar a las vacas y cualquier otro animal usado para consumo se necesitan cierto tipo de vegetales que, por sus cantidades, requieren campos y campos gigantes de monocultivos y para eso o bien talan árboles o bien toman o cambian las tierras a los y las pequeñas agricultoras.
Las reservas de agua también se ven afectadas por la explotación de los animales para alimentación. En el caso de las vacas se gastan 13.000 litros de agua para hacer un 1 kilo de carne con la vaca y se necesitan solo 50 litros para cultivar 1 kilo de legumbres.
Para alimentar a las vacas o a los cerdos se necesitan cierto tipo de vegetales que, por sus cantidades, requieren campos y campos gigantes de monocultivos y por eso o bien talan árboles o bien toman o cambian las tierras a los y las pequeñas agricultoras. A algunas corporaciones sin escrúpulos no les importa cómo conseguir las tierras y esto provoca que se quemen los bosques y, incluso, favorecen los asesinatos de campesinos y activistas en defensa del medio ambiente y la justicia social.
La degradación ambiental trae pobreza y hambre a las poblaciones locales. Con tierras poco fértiles y en manos de las grandes corporaciones multinacionales los y las campesinas son fácilmente forzados a trabajar para los ricos en los campos o emigrar a las ciudades a cambio de salarios tan pequeños que no les permiten ni alimentarse en condiciones.
Si has pasado algún tiempo con conejos ya sabrás que son muy curiosos, protectores e inteligentes. En libertad pueden vivir de 7 a 10 años. Viven en grupos donde pueden juntarse unos 80 individuos, divididos en pequeños grupos de 10 .
Los conejos son asustadizos, les molestan los sonidos fuertes y les gusta la tranquilidad. En sus madrigueras se sienten protegidos, viven juntos con sus familias. Si se sienten seguros y pasan mucho tiempo acicalándose mutuamente. Se lamen las orejas y la frente el uno al otro con ternura. También se limpian a sí mismos para estar siempre bien aseados y presentables.
El oído y el olfato son los sentidos que tienen más desarrollados. Al inclinar y dar la vuelta, sus largas orejas detectan sonidos lejanos y con el olfato saben si son amistades, familia, conocidos o si se trata de un posible depredador y, si lo es, golpean el suelo con sus fuertes patas de atrás para avisar a los miembros de su grupo que están en la madriguera.
Cuando tienen dolor pueden quedarse quietos con la espalda curvada, hacer crujir sus dientes o ser agresivos. Y cuando tienen miedo pueden quedarse inmovilizados o intentar huir desesperadamente con signos de lucha.
Los conejos son explotados por su carne y su piel. A pesar de tener una esperanza de vida de unos 10 años, en las granjas sólo los dejan vivir dos meses.
En lugar de vivir en grandes comunidades y poder cuidarse los unos de los otros, en las granjas pasan su existencia en jaulas colocadas en hileras de dos por tres pisos. Cada jaula tiene un espacio mínimo de 35cm x 24 cm x 50 cm donde pueden poner hasta 8 gazapos y en los cuales pasaran su vida hasta que los lleven al matadero.
Las conejas madres, después de tener entre 10 y 12 partos, son enviadas al matadero porque ya no sirven para reproducirse de lo agotadas que están.
Las gallinas y los gallos son unas aves maravillosas que evolucionaron a partir de los dinosaurios, son los parientes vivos más cercanos a los Tiranosaurios.
Son animales sensibles, inteligentes y muy sociables que pasan el día acicalándose, picoteando el suelo en busca de alimento y tomando baños de sol y de arena para mantener el aislamiento térmico de las plumas y la piel libre de parásitos.
Las gallinas y los gallos son aves gregarias, que han perdido gran parte de su capacidad de volar debido a la selección que ha hecho el ser humano. En libertad establecen complejas relaciones sociales teniendo un lugar específico para cada una de ellas dentro del grupo.
Tienen una comunicación compleja con significados específicos. Las gallinas tienen muchas vocalizaciones que significan cosas distintas. Son como nuestras palabras y las usan para llamar a sus pequeños, para avisar que han encontrado comida, para explicar que están contentas, para hacer saber que se encuentran mal, etc.
Se ha demostrado que las gallinas y los gallos son animales con muchas características similares a las de los primates, como por ejemplo llegar a conclusiones lógicas como las de un niño de siete años. Son capaces de resolver problemas complejos, comprender la relación causa-efecto, transmitir conocimientos a sus hijos e hijas, demuestran autocontrol y se preocupan por el futuro. Además, pueden reconocer y recordar más de 100 individuos distintos, incluidos los seres humanos.
Las gallinas y los gallos pueden comprender cosas que otras especies no pueden. Por ejemplo, son capaces de comprender que un objeto, aunque no lo vean porque está escondido, existe. A eso se le llama “la permanencia del objeto”, los niños y niñas cuando son pequeños no tienen esta capacidad.
Las gallinas son madres entregadas a las que les gusta tener nidos íntimos. Muchas veces prefieren construir el nido en un lugar fuera del peligro de los depredadores, que tener acceso a la comida.
Las gallinas y los gallos son criadas por sus huevos y su carne.
Al 85% de las gallinas de todo el estado español que ponen huevos para dar de comer a los seres humanos, las obligan a vivir en jaulas muy pequeñas, amontonadas en hileras altas y muy largas, dentro de naves donde casi no hay luz natural y, además, les dejan las luces encendidas durante 15 horas para que pongan más huevos. La cantidad de heces que hay en las naves hace que haya una gran concentración de amoniaco y de polvo, haciendo que el aire de las naves no sea de buena calidad y provoque muchas afecciones respiratorias a las aves y a las personas que están cerca de las explotaciones avícolas.
Cuando nacen los pollitos les cortan el pico para que no se mutilen mientras están en las jaulas. A pesar de eso, las rejas de las jaulas provocan heridas en las patas, el cuello y otras partes del cuerpo.
¿Qué hay de malo en comer huevos? Si compramos huevos ecológicos, que significa que las gallinas viven en un entorno más natural, que tienen espacio, que están en el suelo… ¿qué maltrato se esconde aquí?
Cuando las gallinas incuban sus huevos y nacen los pollitos, salen pollitos macho y pollitos hembra. Las empresas de huevos seleccionan los pollitos hembra para que sigan poniendo huevos para vender, pero a los pollitos machos no los necesitan, no les interesan, ¿Y qué hacen con ellos? Pues los lanzan vivos a unas trituradoras como si fueran desechos.
Las gallinas y los gallos pueden vivir alrededor de 15 años, pero a la mayoría los matan al cabo de un año y medio, porque están agotadas de poner tantos huevos y se pondrían enfermas, así que es más económico y fácil matarlas a todas y utilizar nuevas.
Los pollos (gallos jóvenes) que se usan para hacer carne no tienen una vida mejor que las gallinas. Pertenecen a unas razas que han sido seleccionadas genéticamente para que crezcan mucho y muy rápido, cosa que les provoca dolor y fracturas en las piernas, y que en muchos casos no aguantan su propio peso. Al nacer son alejados de sus madres y puestos en naves por miles, donde tiene 23 horas diarias con luz para que les cueste mucho dormir y se alimenten durante más tiempo. En unos cuarenta días ya tienen el peso óptimo para venderlos y son enviados al matadero.
Alrededor de las granjas donde explotan gallinas y pollos hay bastantes problemas de contaminación de la tierra, el agua y el aire.
Uno de los problemas más destacados es el hedor de los residuos. La gallinaza que es como se llama a las cacas y los meados frescos de las aves, contiene compuestos orgánicos como el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco que, en grandes cantidades, son perjudiciales para su salud y la de los otros animales.
A pesar de que las heces que se generan en las granjas se aprovechan como abono en los cultivos, las grandes cantidades que se producen acaban contaminando la tierra. Cuando el fósforo se libera y llega a los ríos y los lagos da lugar a un fenómeno llamado “eutrofización”, que hace que las algas crezcan mucho y muy rápido agotando el oxígeno del agua y provocando la muerte de los animales acuáticos.
Las ovejas y las cabras son animales gregarios, dulces y sensibles, emocionalmente complejos y muy inteligentes. Establecen relaciones íntimas con sus crías y otros miembros de su comunidad ya que permanecen en grupos para protegerse de los peligros. A las ovejas les gusta la proximidad y para dormir se colocan amontonadas unas contra las otras. A los y las pequeñas, sus madres les dan caricias y besos de oveja.
Pueden distinguir entre las diferentes expresiones de otros animales y pueden detectar los cambios en los rostros. Reconocen y distinguen entre al menos 50 individuos distintos y recuerdan eventos e imágenes concretas durante un periodo de hasta dos años. Las ovejas no olvidan fácilmente, eso hace que puedan recordar y revivir una situación traumática durante mucho tiempo. También expresan sus emociones de manera visible, tal y como hacemos nosotros.
Las madres cabras recuerdan los balidos de sus hijos e hijas mucho tiempo después que las hayan separado y cuando las escuchan buscan a su cría desconsoladamente.
Las ovejas y las cabras establecen fuertes vínculos afectivos con su grupo social y su familia. Sienten mucho miedo cuando son separadas del grupo o cuando se les acerca un extraño. Cuando no pueden ver a los miembros de su grupo se les acelera el corazón como cuando nosotros tenemos miedo.
Las ovejas y las cabras son vistas como productoras de leche, carne, lana, piel y otros subproductos. Para la alimentación humana se usan los corderos y los cabritos porque dicen que la carne es más tierna.
En los mataderos del estado español mataron cerca de 10 millones de corderos y 1,4 millones de cabritos en el año 2017. Las ovejas que envían a matar pueden tener entre 35 días de vida y cuatro meses. A los cabritos suelen enviarlos al matadero con 35 días de edad.
Los corderitos y los cabritos son separados de sus madres poco después de nacer con el trauma que comporta para ambos. A los pequeños los llevan a zonas lejos de las madres para que ellas no los puedan escuchar gritar, no se estresen y produzcan suficiente leche para vender. Cuando las ovejas y las cabras dejan de ser lo suficientemente productivas son enviadas al matadero.
El viaje que hacen hasta el matadero es una de las experiencias más traumáticas en la corta vida de las ovejas. Puede durar hasta 24 horas, incumpliendo la normativa, sin ninguna parada, durante las cuales no se les da ni agua ni comida. Se sienten igual que te sentirías tú si te pusieras dentro de estos camiones, exactamente igual. Cierra los ojos e intenta imaginártelo.
Se necesitan grandes territorios para el pasto y la producción de forraje para alimentar al ganado y, para conseguirlo, la industria ganadera tala bosques sin miramientos. La expansión de las tierras de pastoreo es un factor decisivo para la desforestación, sobretodo en América Latina en la que el 70% de los bosques amazónicos se usan como pasto. Los cultivos de forraje cubren una gran parte de la superficie restante. Las zonas áridas sufren una desertización continua por la fuerte degradación, principalmente por el exceso de pastoreo, la compactación de la tierra y la erosión causada por el ganado.
La desforestación de las selvas tropicales con finalidades ganaderas ha provocado que muchos pueblos indígenas hayan sido expulsados de sus tierras y no tengan un lugar donde vivir ni donde conseguir comida. A algunas corporaciones sin escrúpulos no les importa cómo conseguir las tierras, cosa que provoca que quemen los bosques, e incluso, favorecen que se asesine a campesinos y activistas en defensa del medio ambiente y la justicia social.
La degradación ambiental conlleva pobreza y hambre a las poblaciones locales. Con tierras poco fértiles y en manos de las grandes corporaciones multinacionales, las y los campesinos son fácilmente forzados a trabajar para los terratenientes de los campos y emigrar a las ciudades a cambio de salarios reducidos que no les permiten alimentarse en condiciones.
Los peces son animales inteligentes, que aprenden y tienen buena memoria. Algunos peces tras haber visto que sus compañeros y compañeras han caído en una red de pescadores, tratan de huir en las siguientes ocasiones para salvar su vida.
Son animales muy sensibles que tienen desarrollado los sentidos para poder vivir en el medio acuático. Su oído interno capta sonidos que nosotros sólo podemos detectar con aparatos electrónicos. El sentido del gusto lo tienen repartido por todo el cuerpo, sobretodo en la boca, los labios, y la garganta, pero también la barbilla y el abdomen. Son muy sensibles a los cambios de luz. Pueden ver los colores y la luz ultravioleta. Muchos peces ven en la oscuridad mejor que los gatos y pueden mirar a diferentes puntos al mismo tiempo desde cada uno de sus ojos.
A pesar de la fama que tienen de desmemoriados, los peces reconocen a más de un centenar de compañeras y conocidos durante meses. Aprenden los lugares donde encontrar comida, en quién pueden confiar y a quién han de tener miedo, con quién han de emparejarse y con quién han de competir.
Un gran número de estudios muestran que los peces, además, sienten dolor. Delante de una fuente de dolor los peces emiten vocalizaciones y se retuercen tratando de alejarse de aquello que les hace daño, como haría cualquiera de nosotros. Cuando les pinchan o los cogen hacen sonidos similares a zumbidos y clics como si fueran gemidos y aullidos.
A pesar que los peces son animales frágiles y sensibles con capacidades y características que pocos conocemos, un billón de peces son capturados y matados cada año para ser comidos, Por si fuera poco, esta cifra no tiene en cuenta los millones de peces que nacen y mueren en las piscifactorías o granjas marinas; ni, tampoco, los centenares de miles que pasan sus vidas recluidas en tristes peceras o acuarios que de ninguna manera pueden parecerse a los mares, océanos o ríos donde vivirían si les dejásemos tranquilos.
En alta mar, los peces son cazados por miles de redes gigantescas. Una vez han caído en ellas son arrastrados fuera del agua y dejados caer al suelo desde una gran altura. Como los peces no pueden respirar fuera del agua van muriendo poco a poco por falta de oxígeno.
Cuando son capturados por las redes los peces sufren mucho estrés y dolor. La lucha que mantienen para intentar huir les provoca mucho estrés que se agrava con la exposición al aire, la temperatura más alta de la superficie y la manipulación a la cual son sometidos. También les afectan los cambios de presión al subirlos a la superficie del agua, haciendo que se les hinche demasiado la vejiga natatoria.
Las piscifactorías son unas instalaciones donde se crían los peces y los crustáceos para después venderlos. En tierra son como unas piscinas de cemento y en el mar se hacen de metal. En ellas se crían los peces y se modifican completamente las condiciones naturales de luz y alimentación para conseguir que crezcan y se reproduzcan. Al principio, los mantienen completamente a oscuras y, después, utilizan luces intensas que les hacen creer que están en su época de crecimiento y reproducción.
La masificación de peces en jaulas y tanques facilita la propagación por agua de las enfermedades infecciosas por el roce entre peces o porque los mismos peces se comen los que están enfermos o muertos. También sufren por problemas genéticos, deficiencias nutricionales, lesiones o enfermedades derivadas por los cambios en las condiciones del agua, pensadas por los explotadores para sacar el máximo rendimiento. Todo esto les produce mucho estrés y favorece que enfermen. El hacinamiento en el que se encuentran los peces es tan grande que en un mismo tanque puede haber hasta 50.000 salmones. Puedes imaginarte cómo viven estos pobres animales, no pueden ni nadar, de los muchos que son y el poco espacio que tienen.
Los peces que crían en las granjas marinas sufren mucho estrés debido al hacinamiento en el que les hacen vivir y eso hace que bajen sus defensas y se contagien enfermedades.
Para tratar a los peces enfermos y prevenir que otros no enfermen se utilizan algunas sustancias que son muy malas para el medio ambiente, como el formol que es una sustancia declarada por la organización mundial de la salud como cancerígena. También aparece contaminación en el agua por los medicamentos como los antibióticos, las hormonas, las anestesias y las vitaminas.
Otras sustancias tóxicas que también contaminan el mar son los herbicidas que usan para que no crezcan las algas en las rejas de las jaulas.
En el territorio donde están las piscifactorías, el agua del mar también está contaminada por los restos de comida, las excreciones de los peces y por su respiración. En conjunto, alrededor del 85% del fósforo, 80% del carbono y el 52% de nitrógeno introducido en las jaulas pasa al medio marino.
Un problema ambiental importante son las matanzas de depredadores que se hacen para controlar que no se coman a los peces criados en las piscifactorías provocando un desequilibrio en la fauna.
En países donde no se respetan los Derechos Humanos, en la industria pesquera se dan numerosos problemas relacionados con los derechos humanos, como los abusos a pescadores, el trabajo forzado, la explotación infantil, el tráfico de personas y la piratería y los robos con armas.
Es muy común que a los pescadores los hagan trabajar demasiado, que no se les pague, que sufran abusos físicos y sexuales, y a menudo los abandonen en países extranjeros sin ningún tipo de ayuda.
Las empresas pesqueras, para obtener más ganancias, contratan a los y las trabajadoras en países con normas laborales muy exiguas. A las personas que consiguen los trabajos les pagan salarios más bajos y, a menudo, las condiciones laborales son peores.
También se dan casos de hombres y mujeres jóvenes a los cuales se les prometen puestos de trabajo dignos en diferentes lugares del país, y se encuentran, más tarde, atrapados en formas violentas y abusivas de esclavitud. Son llevados a barcos en los cuales son forzados a trabajar en condiciones terribles.
En las pesquerías de países con pocos recursos económicos es fácil encontrar niñas y niños trabajando en vez de estar en la escuela. A veces lo hacen para ayudar sus familias, y otras son víctimas del tráfico infantil.
Muchos de los peces que se compran en nuestros mercados provienen de países que no respetan los Derechos Humanos. Por lo tanto, cuando se adquieren estos peces, se fomenta que estos países sigan explotando y esclavizando a los y las trabajadoras.
Los cerdos son unos animales no humanos muy sociables y cooperativos a los que les gusta jugar, explorar, charlar con las amistades, ir de paseo con la madre y las y los hermanos, tomar el sol y darse baños de barro. ¡Igual que a nosotros!!! Se domesticaron hace 9.000 años a partir de los jabalíes, por lo que tienen casi los mismos comportamientos y necesidades.
Forman unidades sociales complejas donde reconocen a todos los miembros creando fuertes lazos afectivos entre ellos y aprenden los unos de los otros. Les gusta mucho la compañía y suelen dormir muy juntos para sentirse unos con los otros. También son capaces de mostrar empatía cuando ven las emociones fuertes de sus compañeros y compañeras.
Muy al contrario de lo que se piensa, los cerdos no son nada sucios. De forma natural buscan espacios alejados de donde duermen y comen para hacer sus necesidades. Les gusta pasar el día comiendo, jugando y tomando el sol y necesitan darse baños de barro para regular la temperatura de su cuerpo. Son muy curiosos y siempre suelen buscar nuevos estímulos, y cuando se les ofrecen dos objetos, uno conocido y otro nuevo, prefieren el nuevo.
Las cerdas, que son las madres de los lechones, son unas madres atentas y cariñosas que protegen a sus crías, escondiéndolas cuando es necesario y luchando para defenderlas.
A menudo se dice que los cerdos son más inteligentes que los niños de tres años o que los perros, lo cierto es que estudios de las Universidades de Cambridge y de Emory demuestran que tienen una gran memoria y aprenden muy rápido. Pueden comprender un lenguaje simbólico simple y aprender complejas combinaciones de símbolos para acciones y objetos.
Los cerdos pueden llegar a vivir de 10 a 15 años, lejos de las granjas, los mataderos y el dolor, pasando horas jugando entre ellos, explorando sus alrededores o simplemente tomando el sol y refrescándose con baños de barro.
Los cerdos son explotados por su carne. Son vistos como fábricas de salchichas, jamón o fuet.
En las granjas los cerdos y las cerdas son anulados y sus deseos negados o ignorados, alejados de su vida natural y de todo aquello que los haría felices. Hoy en día, la mayoría de las cerdas y los cerdos pasan sus vidas en instalaciones con densidades tan altas que no tienen casi actividad porque así los engordan más rápidamente y los pueden enviar al matadero en poco tiempo. Tienen que hacer sus necesidades en el mismo lugar donde duermen y comen y como que no disponen de barro muchos acaban revolcándose en sus excrementos, que son el único material con suficiente humedad para combatir las altas temperaturas ocasionadas por la cantidad de animales a las naves.
Las cerdas son mantenidas en pequeños compartimentos metálicos durante una parte importante de sus vidas adultas cuando son utilizadas para parir lechones con el máximo de eficiencia para el ganadero. Si vivieran sin intervención humana tendrían una camada al año, como los jabalíes, que son los parientes más próximos de los cerdos, pero en las granjas tienen dos, puesto que enseguida que destetan a los lechones las vuelven a dejar preñadas. Durante el tiempo que dura la crianza las madres no pueden hacer ejercicio físico ni interactuar socialmente con otras cerdas y cerdos. Tampoco pueden cuidar bien de sus hijos, y es que se ven obligadas a estar constantemente con los pequeños sin permitirles descansar de ellos una vez pasados los dos primeros días del nacimiento, como harían si pudieran.
Como los lechones no tienen contacto con los compañeros de la jaula de al lado, cuando los destetan y los juntan a todos hay muchas peleas y, para evitar que se hagan heridas, les recortan los dientes y las colas, a veces sin anestesia.
Hacia el mes de vida los lechones son destetados y alejados de sus madres y amontonados en compartimentos vacíos de estímulos. Imagina como se sentiría una niña o un niño pequeño, de meses, si lo alejaran de su madre...
Cada año se matan más de un billón de cerdos en todo el mundo. En Cataluña en 2016 se mataron casi 22.000.000 (millones) de cerdos. En nuestro territorio hay más cerdos que personas.
El principal problema ambiental provocado por la explotación de los cerdos son los meados y las cacas de estos animales, llamados purines. Millones de litros de este líquido con alto contenido en nitratos, se mezclan con el agua y se vierten en los campos de cultivo cerca de las granjas; la sustancia es filtrada por el suelo y contamina los acuíferos subterráneos.
En las comarcas donde hay muchas explotaciones porcinas ya no pueden consumir el agua de sus fuentes naturales por los grandes niveles de contaminación y tienen que llevar el agua de lugares lejanos pagando mucho más y generando más contaminación ambiental.
El alimento principal de los cerdos es el pienso hecho a base de soja transgénica proveniente principalmente de Argentina y Brasil. Además de la desforestación, la destrucción de la biodiversidad y los perjuicios para la agricultura de autoabastecimiento que representan los monocultivos de cereales en algunos países, se tiene que contar con la contaminación por CO2 que implica el transporte de la materia prima y el proceso de fabricación del pienso.
Dentro de la industria porcina, sobre todo en los mataderos, se usa mano de obra poco cualificada, gran parte de la cual es aportada por personas migrantes, muchas veces en condiciones de semi-esclavitud. El racismo, el exceso de horas de trabajo, las exigencias laborales imposibles de cumplir, el trato indigno cuando tienen un accidente o una dolencia son una constante, así como la aparición de mafias que obligan a los y las trabajadoras a pagarles una parte importante de su exiguo salario si quieren trabajar.
Y estamos hablando de una cantidad tan grande de animales, de vidas que querían ser vividas, que no somos capaces ni de imaginar la cifra. ¡Estamos hablando de billones de animales!
¿Y qué pasa con el Medio Ambiente? Pues que la ganadería y la pesca contribuyen al calentamiento global del planeta, a la desertización, a la contaminación de acuíferos, al gasto de agua potable, al incremento de cultivos transgénicos y a la desforestación. Pone en peligro la vida de otros animales y de los seres humanos, sobre todo la de los pueblos originarios y los animales salvajes.
También crea graves problemas a las personas. En los países con pocos recursos económicos, las personas son expulsadas de sus tierras para convertirlas en pastos o cultivos para alimentar a los animales que irán al matadero. Estas poblaciones a menudo enferman por no tener acceso al agua potable. También es frecuente que las exploten laboralmente en las granjas industriales y en los mataderos.